Empirismo

El empirismo es una escuela filosófica que piensa a la experiencia como punto de partida y fundamento último de todo conocimiento posible. La realidad es la base de todo conocimiento. La mente humana debe partir del mundo sensible, es decir, lo percibido por los sentidos, para formar ideas y conceptos.

Origen

El término empirismo viene del griego "empeiría" (έμπειρία), cuya latinización es experientia. En la Grecia antigua, el conocimiento empírico se oponía a la idea de saber a través de un aprendizaje intelectual, especialmente en filosofía y las ciencias teóricas.

El pensamiento empírico tiene raíces en la antigüedad clásica, se entendía como el conocimiento útil y técnico de los médicos, arquitectos y artesanos en general, contrapuesto al conocimiento teórico de los ámbitos especulativos y reflexivos de las ciencias en general. Sin embargo, el empirismo surgió como movimiento filosófico en la Edad Moderna, punto final de un proceso de pensamiento iniciado en la baja Edad Media.

El conocimiento empírico

La experiencia como punto de partida significó que el conocimiento solo podía poseerse a posteriori, no a priori, y por eso vincularon la idea de experiencia a la experimentación, tal como hizo Bacon en el Novum organum. Para los empiristas, lo único posible era la sensación como testimonio de una experiencia externa, a excepción de Locke, quien creía que la reflexión era testimonio de una experiencia interna.

Características

  • La realidad sensible puede ser percibida, es el origen de todas las ideas. Primero percibimos el mundo y luego lo pensamos o imaginamos. No podemos imaginar algo sin antes haber percibido un material que alimente el acto de imaginar. El ser humano aprende a través de sus sentidos.
  • El conocimiento es subjetivo. No existen ideas preconcebidas, sino que se nace con la mente "en blanco". El conocimiento se adquiere a partir de experiencias internas (pensamientos, emociones, etc.) y experiencias externas (materiales y físicas).
  • El conocimiento empírico plantea una oposición al racionalismo. Al mismo tiempo, continúa y valora la crítica nominalista comenzada en la Baja Edad Media (en cuanto al llamado "problema de los universales").

Bibliografía

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