Principales autores de la filosofía medieval

1. Basilio el Grande (330-379)

Fue obispo de dicha población, en el centro de Asia Menor, y defensor incondicional de la Iglesia contra la herejía del arrianismo del siglo IV. Los escritos de Basilio sobre el monasticismo y diversos temas teológicos tuvieron gran influencia durante su vida y en los siglos posteriores, al desarrollarse el cristianismo en el este. Considerado como uno de los fundadores de la Iglesia ortodoxa griega, destacó también por su trabajo de ayuda a los pobres y por sus sermones contra las desigualdades sociales.

2. Gregorio Nacianceno (329-390)

Padre y doctor de la Iglesia griega. Junto con San Basilio de Cesarea y San Gregorio de Nisa, es uno de los tres "Padres Capadocios" que en el siglo IV sistematizaron y formularon la teología trinitaria, reafirmando la ortodoxia cristiana frente al arrianismo.

Tras ser ordenado sacerdote en 362, San Gregorio dedicó los años siguientes a apoyar a San Basilio (primero presbítero y más tarde obispo metropolitano de Cesarea) en su lucha contra la herejía arriana; el arrianismo negaba la divinidad de Jesucristo y era apoyado por el emperador Valente. A la muerte de su padre, San Gregorio aceptó el obispado de Nacianzo, pero consiguió que se nombrara un nuevo obispo y se retiró a una vida de meditación.

3. Ambrosio de Milán (340-397)

Padre de la Iglesia occidental, con su amabilidad y sabiduría consiguió la estima y el afecto de la gente, y fue nombrado obispo de Milán. Como obispo defendió las iglesias de Milán contra la introducción del arrianismo y convenció al emperador romano Teodosio I el Grande para que hiciera penitencia pública por ordenar la masacre de los rebeldes de Tesalónica.
Ambrosio es además conocido como el comprensivo amigo de santa Mónica, madre de san Agustín de Hipona, a quien acogió en el seno de la Iglesia. 
Entre sus escritos destacan numerosos tratados exegéticos y un manual de moralidad cristiana. Compuso también muchos himnos, algunos de los cuales aún se conservan.

4. Agustín de Hipona (354-430)

Mejor conocido como San Agustín, fue un filósofo, teólogo y obispo cristiano nacido en Tagaste. Agustín fue un autor prolífico. Escribió más de cien obras, entre las que destacan las "Confesiones", "Sobre la Trinidad", sus "Cartas" y "Ciudad de Dios". Estos libros son el resultado de su biografía intelectual y su posterior conversión al cristianismo, ya que su vida intelectual no empezó de la mano de la Iglesia.

Durante diez años, Agustín se mantuvo como maniqueísta, siguiendo los principios del bien y del mal como dualismo ontológico predicados por el fundador de la secta, Manes (Mani). De su etapa maniqueísta pasó a una breve estancia en el escepticismo académico. Finalmente, al llegar a Milán, conoció a Ambrosio y comenzó sus primeras lecturas de los neoplatónicos, como Plotino.

5. Tertuliano (160-220)

El conocimiento de la vida de Tertuliano se basa casi por completo en documentos escritos por hombres que vivieron más de un siglo después de él, y de referencias oscuras en sus propias obras que han sido preservadas hasta hoy. Sobre esta base, se ha construido un resumen general de su vida, pero la mayoría de los detalles han sido continuamente discutidos por los estudiosos modernos.

Tertuliano recibió una educación excepcional en gramática, retórica, literatura, filosofía y derecho. Poco se sabe de sus primeros años de vida. Sus padres eran paganos, y su padre pudo haber sido un centurión de una legión africana asignada al gobernador de la provincia.

6. Justino (100-165)

Vivió toda su juventud en búsqueda de la verdad. Pasó de una escuela filosófica a otra hasta su conversión a Cristo, del que dio testimonio a partir de ese momento de manera incansable, primero con la enseñanza y, más tarde, con el martirio. Benedicto XVI lo ha definido "el más importante de los Padres apologistas del siglo II", porque defendió la doctrina cristiana de las acusaciones de los paganos y los judíos, que la atacaban de distintas maneras.

Justino tuvo el gran mérito de iniciar la reflexión sobre la conciliación entre fe y razón, porque conservaba la estima por las semillas de verdad de la filosofía griega, pero veía en el cristianismo "la única filosofía segura y provechosa".  

7. Severino Boecio (477-524)

Boeció fue artífice del plan de traducir la obra de Platón y la de Aristóteles al latín, con el objetivo de demostrar que, en realidad, Platón y Aristóteles estaban de acuerdo en lo esencial. Sin embargo, parece que Boecio no llegó a cumplir su meta. En cualquier caso, lo que nos queda de este trabajo es una traducción de las "Categorías" de Aristóteles comentada, dos exposiciones sobre el "De interpretatione" y una traducción del "Isagogé" de Porfirio.

Entre sus obras, tuvo gran influencia la "Consolación de la filosofía", sobre todo en la teología medieval. No obstante, conviene subrayar que la obra es netamente filosófica, sin haber ninguna referencia teológica, ni a Dios ni a Jesús ni a las escrituras ni a la fe cristiana. 

8. Anselmo de Canterbury (1033-1109)

Teólogo y doctor de la Iglesia católica. La especulación filosófica, según él, era una consecuencia exigida por la fe. Sostenía la necesidad de creer para comprender a fin de intentar luego comprender lo que se creía. No anteponer la fe, según Anselmo, era presunción; sin embargo, no apelar a continuación a la razón era negligencia.

En la cuestión de los universales, se inclinó hacia la solución platónica. De este realismo proviene el valor de la llamada prueba ontológica de la existencia de Dios propuesta en el "Proslogium", tenemos la idea de un ser perfecto; entre los atributos que hacen perfecto a un ser se encuentra la existencia (si le falta la existencia, no es perfecto); luego el Ser Perfecto existe.

9. Pedro Abelardo (1079-1142)

Fue profesor de filosofía y teología y un notable teólogo escolástico. Contribuyó significativamente al esfuerzo escolástico. En cuanto a su método, su obra más famosa, "Sic et Non"  (Sí y no), desarrolló el enfoque dialéctico de ofrecer argumentos a favor y en contra de una posición determinada. En Sic et Non, yuxtapuso pasajes de la Escritura y las opiniones de los primeros padres de la iglesia sobre ambos lados de 158 cuestiones teológicas. En lugar de ofrecer una reconciliación de las posiciones en conflicto, Abelardo dejó que las contradicciones se mantuvieran, supuestamente para estimular una reflexión cuidadosa. Sus oponentes consideraban que esa tensión no resuelta era un indicio de que sus opiniones eran heréticas.

10. Tomás de Aquino (1225-1274)

Es el pensador a través del cual la filosofía cristiana en general, y la escolástica en particular, llega a su forma más acabada. Es Tomás un filósofo cuya originalidad no reposa en descubrimientos revolucionarios sino en su notable capacidad para elaborar sistemáticamente una construcción que logra una síntesis imponente valiéndose de todo el saber conocido en su época. La claridad y el respeto con el que lleva a cabo la exposición de su pensamiento, no es un tema menor. Siempre comienza planteando el problema, luego señala las dificultades, presenta objetivamente opiniones diferentes y finalmente demuestra su propia teoría.

Es difícil trazar un esquema de la totalidad de su pensamiento, porque no se debe perder de vista que antes que filósofo, Santo Tomás fue un teólogo. Su filosofía, pone al servicio del cristianismo, el saber desarrollado por aristóteles, razón por la que se ha dado en llamar "aristotelismo cristiano".

11. Alberto Magno (1206-1280)

Destacó como filósofo y teólogo, con la novedad de inspirarse no solo en autores cristianos, sino también musulmanes y paganos; pero aún más en su faceta de naturalista, sobre todo por el método de la observación y experimentación, que aplicó incluso al mismo Aristóteles. Tampoco debemos olvidar sus sublimes escritos místicos.

Tras ser elegido provincial de Alemania en 1254, el pontífice Alejandro IV llegó a nombrarlo obispo de Ratisbona, lo cual no fue del todo de su agrado. Sin embargo, terminó cosechando un éxito pastoral brillante.

12. Guillermo de Ockham (1290-1349)

El pensamiento de Guillermo de Ockham supone un giro del pensamiento escolástico: Es casi una disolución del mismo. Con este pensamiento se rompe la confianza en las grandes síntesis entre la filosofía y el cristianismo, y da lugar a una radical separación entre la razón y la fe, entre la filosofía, que gana independencia, y la teología. Para Ockham no se puede demostrar racionalmente ni la existencia de Dios ni las atributos divinos. 

La confianza de Guillermo de Ockham en la experiencia directa (conocimiento intuitivo) y la negación de la existencia de los universales suponen un precedente de lo que más tarde va a ser el empirismo moderno británico.

13. Juan Duns Escoto (1266-1308)

Uno de los teólogos más riguroso en sus planteamientos y sutilezas en la argumentación. Esta última característica lo llevó a que lo llamaran el ''Doctor Sutil'', por la agudeza y sutileza de su pensamiento con respecto a la filosofía y a la teología. Contrario a la filosofía tomista-aristotélica, Juan Duns Escoto abraza la teoría agustiniana no sin ciertas dudas y críticas que veremos a lo largo de sus obras. Cabe destacar que empezamos a ver el declive de la escolástica en cuanto a pensamiento filosófico preponderante en el mundo.

Sus obras son realmente numerosas, pero la barrera del latín nos impide conocer más allá:

  • "Ordinatio": Texto sobre la argumentación de los filósofos a favor de la razón. Duns contraargumenta defendiendo la teología. 

  • "Tratado del Primer Principio": Tratado sobre todas las caracterìsticas concernientes a la primera naturaleza.

Bibliografía

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